Activado de semillas y frutos secos
Esta sencilla técnica consiste en “despertar” la
semilla de su estado de latencia (soaking en inglés). Es un procedimiento muy
común en horticultura, a fin de acelerar el desarrollo de la siembra, y solo
requiere varias horas de remojo en agua. En este período, la semilla
absorbe agua y pone en marcha procesos (cascadas enzimáticas) que: inactivan
antinutrientes (como el ácido fítico), predigieren nutrientes (desdoblamientos)
e incrementan su contenido nutricional (síntesis vitamínica y enzimática).
Además así eliminaremos eventuales restos de hongos y micotoxinas que hayan
resistido el lavado previo.
La activación de las semillas
comestibles resulta siempre aconsejable, previo a cualquier forma de
consumo que hagamos. Conviene activar las semillas que
directamente consumiremos sin germinar (nueces, almendras, cajú,
maní), las semillas que luego germinaremos (alfalfa, quínoa,
lentejas, girasol), las semillas que usaremos para cultivar
hojas (trigo, avena, centeno, cebada) y las semillas que
luego procesaremos como cremas o quesos (cajú, maní, girasol,
sésamo).
Para activar semillas, solo necesitamos
un frasco de vidrio limpio; el plástico no es aconsejado por higiene
(estructura porosa) y porque pueden migrar compuestos al agua. Recordar
previamente realizar un adecuado lavado de las semillas,
remojándolas 20 minutos en agua limpia a la cual adicionamos un par
de cucharadas de agua oxigenada por litro. Luego de ese período, enjuagar bien
las semillas.
El procedimiento de activado consiste en llenar el
frasco hasta la mitad con semillas seleccionadas y enjuagadas, completando
el contenido con agua de buena calidad. Al concluir el
proceso, eliminar el agua de remojo (excelente para regar las
plantas) y enjuagar las semillas con agua limpia.
Como hemos visto, conviene exceptuar de este
proceso previo, al lino y la chía para consumo directo, a
fin de evitar la pérdida de sus saludables mucílagos. En realidad el mejor
equilibrio sería moler las semillas, remojarlas unas horas
y luego consumir estas semillas (molidas y activadas), sin
descartar el líquido utilizado.
Si las semillas se consumirán directamente, se
puede: usarlas de inmediato, conservarlas un par de días en la heladera o
deshidratarlas para que vuelvan a estar crocantes y se preserven por más
tiempo. Caso contrario, se continúa el proceso, con las técnicas de brotado o
cultivo que veremos luego.
En cuanto al tiempo de activación, en general
se habla de 12 horas, aunque hay excepciones, como puede verse en la tabla
resumen. Allí se indica la temperatura del agua de activación,
el tiempo(horas) de activación necesario para
consumirlas directamente (comerlas o licuarlas) y el tiempo(horas) de
activación necesario como remojo para proseguir luego con
la germinación.
Extraído del libro “Alimento y Vitalidad”. Autor:
Néstor Palmetti
¿De cuáles semillas se pueden hacer germinados?
Aunque todas las semillas germinan, no
todas las semillas se pueden consumir germinadas, bien porque las mismas
semillas son tóxicas o porque la planta adulta es tóxica: por ejemplo las
semillas de solanáceas no son comestibles (tomate, morrones y otras de la
familia , etc.)
Las semillas mucilaginosas, esas que al estar en
contacto con el agua generan como un gel (lino, berro, chía, mostaza, etc.) son
algo más complicadas de germinar, un truco es mezclar semillas mucilaginosas
con semillas no mucilaginosas que tengan el mismo tiempo de germinación,
mezcladas germinan más fácilmente.
Los germinados se pueden producir y conservar en
nuestra propia casa de forma sencilla:
1. Poner en remojo las semillas en un frasco de
cristal. Se cubrirá con una gasa sujeta por una goma elástica. Deben ser
semillas de alta calidad biológica que no hayan sido tostadas o congeladas y el
recipiente debe ser necesariamente de vidrio y de boca ancha. El tiempo de
remojo oscilará entre 9 a 12 horas la alfalfa y el fenogreco o de 12 a 15 las
lentejas, garbanzos, soja, etc.
2. Transcurrido el tiempo de remojo se quita el
agua y se enjuagan las semillas.
3. Se deja el frasco en un lugar cálido y oscuro. Debe procurarse que esté inclinado para facilitar la salida del exceso de agua. Mantener las semillas húmedas porque mucha agua o poco aire podrían crear hongos y moho.
3. Se deja el frasco en un lugar cálido y oscuro. Debe procurarse que esté inclinado para facilitar la salida del exceso de agua. Mantener las semillas húmedas porque mucha agua o poco aire podrían crear hongos y moho.
4. Dos o tres veces al día es necesario enjuagar
los granos escurriéndolos posteriormente y colocando el bote de nuevo boca
abajo. Esto deberá hacerse entre 2 y 5 días, momento en el que comienzan a
verse los brotes.
5. Cuando los brotes tengan 2 o 3 cms. de largo se expondrán a la luz solar indirecta durante unas 2 horas para que las hojas se pongan de color verde, es decir, para que se forme la clorofila, favoreciendo el aumento de la vitamina C.
5. Cuando los brotes tengan 2 o 3 cms. de largo se expondrán a la luz solar indirecta durante unas 2 horas para que las hojas se pongan de color verde, es decir, para que se forme la clorofila, favoreciendo el aumento de la vitamina C.
6. Terminado el proceso de germinación los brotes
se pueden guardar en la heladera, bien escurridos y secos, donde se conservarán
sin problema durante más o menos una semana, se recomienda hacer cantidades
frecuentes de germinados, porque tienden a hacerse rancios al guardarlos por
mucho tiempo.
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